Ma(r)kers

Nunca he sido muy fan de los marcadores específicos para bordado, he estado muchísimo tiempo utilizando lapiz normal o tiza de sastre (de la que venden en formato lapiz). Cuando descubrí el invento de los Pilot Frixion se convirteron el los reyes absolutos, tienen punta fina para definir bien los trazos, y con un golpe de plancha desaparecen las marcas. Es como tener una goma de borrar.

No obstante no es oro todo lo que reluce, esa comodidad puede jugártela bien jugada. Hay veces que queda el rastro de lo que fueron las lineas de dibujo. Pasa pocas veces, pero pasa.

Así que para un proyecto tan «pulcro» como la almohada no me la jugué y use el rotulador Aqua Trickmaker de Prim (soluble al agua). El proceso se te alarga porque cada vez que quieres limpiar una marca tienes que mojarla y esperar a que la tela seque para seguir bordando, pero la verdad es que la seguridad de que no va a quedar ni rastro merece muuuuucho la pena.

Alfiler, mon amour

He visto en Threads Magazine un repaso a los tipos de alfileres y he decidido hacer una entrada con los que uso yo habitualmente (y no tan habitualmente…). Dice Judith Neukam en el vídeo que para sus colegas es una «pin-snob»; bueno, aquí hay otra. Culpable de los cargos.
Los alfileres son una de las herramientas base, y al igual que las agujas, los hay de diferentes longitudes, grosores, formas y acabados. Y cada uno tiene cualidades específicas que pueden facilitar la tarea, o lo contrario. En costura se trabaja con materiales muy diversos, los tejidos reaccionan de manera muy distinta, y la pieza en las que estés trabajando también. No tiene nada que ver hacer un peluche de pana o uno de felpa, un bolso de terciopelo o uno vaquero, prendas de vestir o esculturas textiles. ¿Puedes pelar una patata con un cuchillo jamonero? Sí.

Ahí va mi colección de alfileres. Teniendo en cuenta que llevo ya más de diez años en esto, no son tantos, ¿no? XD

El todoterreno.
Es el más usado y el que más se ha extendido por los hogares y talleres de costureras. Como la mayoría de los alfileres, es de acero, por lo que es resistente y no se oxida (a no ser que caiga en el abono más absoluto en condiciones de humedad altas).
Suele tener aprox. 3cm de largo, finito… y de cabeza pequeña. Cómodo.
Eso sí, como es el más «normal» se encuentra en todos los lados y en mil calidades diferentes. Parece que no va a ser importante, pero hazte un favor: compra en mercería.

Cabecita linda.
El cuerpo del alfiler es igual de todoterreno que el anterior, y se vende en distintos largos. La diferencia, su cabeza de cristal.
Si estás trabajando con tejidos con textura, gorditos o con trama abierta, el alfiler tiende a perderse de vista y a escurrirse entre las fibras. La preciosa bolica hace de tope ;)
Son más caros, pero también se te extravían menos, recuperarlos del suelo es mucho más fácil…
Existe una versión en plástico, pero no puedes planchar encima y el alfiler también tiende a ser de peor calidad en general.

Flores afiladas.
Ultra fino, ultra largo y con cabeza plana.
Es muy muy práctico cuando necesitas sujetar mucho grosor sin deformarlo apenas. O cuando tienes formas muy intrincadas, curvas muy cerradas y no quieres hilvanar… (yo nunca hilvano).
Pros: se puede coser a máquina sobre él, se comba fácil pero es muy resistente.
Contras: de fino que es, pincha mucho y tiene tendencia a quedárse clavado a tu piel. No es grave, pero a veces da pereza exponerse a la autolesión XD Ah! Y es muy caro.
Aún y todo hay retos que solo este alfiler consigue salvar.

El rey.
A mí este alfiler me da la vida. Puedo bocetar las Ladies sin que apenas tenga presencia en el efecto visual, es casi como una puntada. Para sujetar elementos y hacer pruebas viene muy bien. (Lo venden como alfiler para appliqué y quilting.)
El único inconveniente es que es gordito y hay tejidos que no puede atravesar fácilmente.

Los fuertes.
Yo los conozco household pins, que vendría a ser algo así como alfileres domésticos. Son muy gruesos (0,75mm) y a diferencia de los demás, son de hierro.
No es que sean habituales en costureros, pero el universo textil es muy amplio…
En mi caso los uso para sombrerería, al clavar la tela al molde de madera se necesita resistencia porque la otra herramienta en juego es el martillo.
Pueden venir muy bien para hacer trabajos de tapicería.

Elegancia victoriana.
Largos larguísimos, casi 5cm de alfiler. Gorditos, un poco más que los anteriores, 0,78mm. Acero coronado con una preciosa bola negra de vidrio. ¡Me encantan!
Yo no les doy demasiado uso por el tipo de trabajos que hago, pero son muy buenos para tejidos de punto y babosos (siempre que tengan una trama amplia y no muy prieta). Y, como no, son los mejores para lo que se inventó este tipo de alfileres, las puntillas y encajes.

Los bonitísimos.
Alfileres de entomología. Me consta que se usan en costura porque se compran también en mercería, pero no les veo ninguna ventaja respecto a los más comunes. Tienen más o menos las mismas carácterísticas que los primeros, de largo y de grosor. Estos son de acero templado lo que les da una pátina antideslizante. ¡Igual son útiles para gasas y sedas! No se me había ocurrido… Probaré.
Yo los compré porque cómo resistirme a unos alfileres completamente negros.

Unos consejos generales:
– Compra buenos y del grosor adecuado. El alfiler atraviesa la tela, si no lo hace limpiamente puede estropearos el tejido o dejar un agujero considerable.
– Cuando el tejido es rígido o el trabajo con mucha capa, un alfiler finito te ayudará a unir las piezas sin deformarlo o estropearlo. (cueros, acolchados…)
– Vete adquiriéndolos con la calma. Como en todo, no se necesita tener el material perfecto para ejecutar una labor.
– Si ves alguno que te entra por el ojo, cógelo. Es fácil que en algún momento sea el adecuado para algo concreto (que Marie Kondo me perdone por este consejo)
– El consejo anterior solo es aplicable si los alfileres son BUENOS. De lo contrario, probablemente te arrepentirás y acabará en la basura. Los alfileres pueden ser (de hecho son) bonitos, pero no son objetos decorativos. Si no son de buena calidad sirven para poco.
– Por último, como ya he dicho antes, una buenísima manera de adquirirlos de calidad es yendo a mercerías o tiendas especializadas. De esta manera matas dos pájaros de un tiro, no solo te van a dar algo mínimamente decente, sino que además contribuyes a que esos maravillosos comercios sigan existiendo. ¡Vivan las mercerías!